28/10/09

Historias de África (III): Stephane Sessegnon, sonrisa de todo un país

Cogemos un avión y viajamos a África, con una nueva historia futbolística y humana que contar, y para aprender de un gran continente como gran objetivo.
Bien, tras varias horas de viaje llegamos a Benín, país que gran parte de la población europea no conoce de nada, y que más de uno probablemente no ha oído jamás. Benín es un pequeño país centroafricano de la parte occidental, de población negra, y con una parte sur costera.

No parece un mal país a primera vista, pero la realidad es bastante desfavorable: un país tercermundista, una economía basada en una agricultura únicamente para subsistir, tercer país más pobre de todo el continente, y con un 70% de población completamente analfabeta. Una situación preocupante y con vistas poco optimistas para un futuro próximo, pero una gran parte de la población ofrece actualmente una sonrisa en su rostro.
Sí, podemos contemplar una sonrisa en los niños, pero también en los más mayores; si, una sonrisa en un país que trabaja únicamente para poder comer a diario, para vestir a los niños con un cualquier trapo, para conseguir poco más de cuatro metros cuadrados dónde duerma toda una familia, para construir un pequeño baño para toda una comunidad… para vivir, únicamente para vivir.
Un muchacho, Stephane Sessegnon, es quién crea la sonrisa a todo un país, quién ha dado una manera diferente de ver la vida, para disfrutar y olvidar por momentos la difícil realidad en la que viven, y hacer ver a muchos niños que con trabajo pueden arribar a la élite, como le ocurrió a Stephane, que también fue niño como todos los que ahora le admiran, porque Stephane Sessegnon es para Benín lo que Didier Drogba, Samuel Eto´o, Emmanuel Adebayor o Steven Pienaar son para sus respectivos países: una referencia, un ejemplo para los más pequeños y un guía para todo un país con muy pocos recursos.

Futbolísticamente, Stephane Sessegnon (1-6-1984) es un centrocampista muy completo que juega en el Paris Saint-Germain francés. No es para nada un desconocido, ya que esta última temporada ha sorprendido a todos, y tras completar una temporada extraordinaria es un fijo en el centro del campo y guía al equipo de Kombouaré, además es uno de los mejores futbolistas actualmente del campeonato francés.
Con un físico portentoso que recuerda a futbolistas como Essien o Emaná, Sessegnon juega como interior derecho, aunque en la mediapunta es dónde puede dar su máximo rendimiento, debido a su velocidad y gran disparo desde media distancia, fuerte y muy colocado, que ha aumentado sus cifras anotadoras año tras año.
Además de reunir características típicas de futbolistas negros africanos, como fuerza, rapidez, resistencia, orden y colocación dentro de un terreno de juego, también demuestra una gran técnica, que le da la posibilidad de dar grandes pases al ver los desmarques de sus compañeros, dejar muy a menudo regates que firmaría cualquier crack, y marcar las diferencias cuando hay que cambiar el resultado de un partido.
Stephane Sessegnon viajó a jugar al fútbol europeo tras deslumbrar en uno de los mejores clubes de su país, una competición prácticamente amateur, y fichó hace un año por el conjunto parisino cuando pagó 10 millones de euros para obtener al centrocampista, tras completar dos temporadas en la segunda división y una temporada en la máxima categoría de fútbol francés; un cambio de aires para jugar y brillar en un equipo grande no debe tardar en llegar a ser una realidad.

Tras pasar con éxito la primera fase clasificatoria para el próximo mundial, Benín participa ahora en un grupo liderado por Ghana, que cuenta con una buena diferencia sobre los demás rivales, por lo que el equipo liderado por Stephane Sessegnon ve pocas opciones para obtener una de las cinco plazas africanas para jugar el mundial. Sin embargo, el progreso es muy significativo, y con toda seguridad aumentará poco a poco en un futuro, hace pensar que en un futuro próximo pueda llegar a disputar cualquier mundial. Pero, probablemente, ver las caras de alegría de todo un país pobre, que no tiene de nada, que trabaja con la idea de subsistir, cuando su equipo pasa la primera ronda de clasificación, o ver cómo cualquier niño siempre quiere pedir ser Sessegnon todas las tardes cuando los muchachos van a jugar el partido diario y imitan todos los movimientos de Stephane, con la idea de poder ser un día como él, con una sonrisa que refleja el sueño de un niño, el sueño de un pueblo por abandonar una forma de vivir que, por desgracia, es la realidad de gran parte de un continente.

Aquí queda mostrado el nivel de Stephane Sessegnon, en un partido de la temporada pasada frente al Olympique de Lyon.

No hay comentarios:

Publicar un comentario