16/6/09

Historias de África (I): ¡Tendríamos que ser como Abu Treika!

Desconocido para gran parte de la población europea pero, sin embargo, adorado en toda África. Toda una caja de sorpresas este delantero centro, titular en el combinado egipcio y en su club, el Al-Ahly también egipcio. Abu Treika destaca por dos motivos: por ser un excepcional futbolista y por su vida fuera de los terrenos de juego.

Como futbolista, no solo es un goleador más: colabora mucho con sus compañeros en construcción de juego, abre mucho el juego de su equipo, cae a bandas, trabaja para recuperar los balones perdidos, y cuando marca un gol siempre muestra una sonrisa y cae al terreno de juego para dar una alabanza a Alá. Un futbolista comprometido y sacrificado en cada uno de sus partidos y muy unido a todos sus compañeros. Campeón de todo en varias temporadas en Egipto y en los torneos africanos de clubes, y máximo goleador en la mayoría de estas competiciones. Además, Abu Treika fue el mejor jugador egipcio en la última copa africana de 2008, en la que su equipo salió como campeón. Designado durante varios años para recibir el galardón a mejor jugador africano, trofeo que recibió en la edición del año 2008, como premio a sus grandes actuaciones y los títulos ganados con su club y con el combinado egipcio, y nombrado en cinco temporadas consecutivas mejor jugador de la liga egipcia (2004-2008).

Sin embargo, lo más espectacular del “faraón” es su compromiso con su familia, con la sociedad del país en el que vive, con los que peor subsisten y los que más ayuda precisan. Hablamos de un futbolista que es universitario, que terminó dos carreras, arte y filosofía, por lo que es un hombre culto, con la cabeza sobre los hombros y una vida y unas ideas totalmente claras y cimentadas; y hablamos de un futbolista que podría jugar en cualquiera de las mejores competiciones, que ha recibido multitud de ofertas de clubes europeos y que ha rechazado todas.
A sus 31 años de edad a Abu Treika le queda mucha cuerda todavía, mucha más que a otros jugadores a su edad, pero con total seguridad continuará en Egipto. Es verdad que en Egipto hay dinero, los clubes pagan buenas cantidades a sus futbolistas, es el país que maneja más dinero de África y es la mejor competición del fútbol africano, por eso prácticamente todo los futbolistas que componen el equipo egipcio juegan en el campeonato de su país, y muestran poco énfasis por ser traspasados a clubes mejores. Pero este no es el principal motivo que impide el traspaso de Abu Treika a un equipo europeo, ya que, además de dos carreras, colabora como nadie con los niños egipcios y africanos con problemas y con los pobres de su país. Creador de varias fundaciones para los más pobres, que acude a visitar con bastante asiduidad, casi semanalmente, muy unido a sus familiares y amigos, comprometido con el Islam y practicante, poseedor de gran reconocimiento en su país debido a los méritos dentro de los terrenos de juego y, sobre todo, gracias a la ayuda aportada a la sociedad de su país; multitud de motivos por los que el delantero egipcio no piensa abandonar su país, su continente, toda su razón de vivir.

Abu Treika, un gran futbolista y aún mejor persona, con una historia que haría reflexionar a cualquiera, y un ejemplo para grandes y pequeños, para comprobar como los grandes contratos y lo económico en muchas ocasiones no lo es todo, sobre todo en un continente pobre pero muy rico en muchas otras cosas: unido a sus costumbres, su gente y sus ideas religiosas. Aquí concluye una historia, como muchas otras excepcionales que descubriremos en historias de África.

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