Adoro el fútbol argentino, su campeonato y la mayoría de los futbolistas que firman por clubes de la liga española. Además, creo que Argentina cuenta con demasiados recursos disponibles como para cancelar su viaje al mundial. Sin embargo, es bien conocido que si una empresa es incompetente y no optimiza sus recursos, por muy buena que sea la riqueza es ciertamente difícil que la máquina desempeñe su objetivo correctamente. Maradona cogió un equipo que, con trabajo y pequeños retoques, debería ser candidato a lograr el mundial, ahora observamos un equipo débil, fácilmente desbordable, vacío de ideas, un equipo ramplón, un equipo de media tabla de la clasificación.
De todas formas la actual situación de los argentinos no debería sorprender: es un equipo incapaz de jugar a algo, descompensado, con varios futbolistas que forman parte de las convocatorias inmerecidamente; un técnico con el título más que regalado, que aún continúa de experimentos para lograr un esquema de garantías, con las ideas revueltas, colocado como técnico argentino por el “mandamás” más publicitariamente que deportivamente, por amistad y afectividad… es decir, el equipo argentino es un una ruina total.
Al repasar el equipo titular que jugó contra los brasileños comprobamos que si algún aficionado de los años 50 levantara la cabeza quedaría completamente patidifuso. Sí, es que mientras la competencia más directa juega con Pique, Escudé, Lucio, Juan, Godín o Terry, Maradona da la titularidad a Otamendi y Domínguez cuando todo un país se juega las castañas. La pareja de Vélez es una pareja de garantías, pero no es lícito dar la titularidad a una defensa inexperta a la hora de disputar finales a vida o muerte, Maradona tuvo un gran error, la defensa lo pagó, ahora es él quien debería asumir sus errores, defender a la pareja de Vélez, reconocer que un banquillo como el argentino le viene demasiado grande. Si ahora mismo hay déficit de centrales, lo normal es formar una pareja que, aunque sea de un nivel menor que los equipos contrarios, son jugadores profesionales, con trabajo defenderán de una manera más que correcta.
Cuando los demás equipos alinean a Silva, Ribery, Di Natale, Schweinsteiger, Simao, Robinho o Robben… el técnico albiceleste alinea a ¡Dátolo!; que quizás sea buen futbolista, es más, marcó goles durante las últimos dos actuaciones del conjunto argentino; eso sí, en un equipo mediocre, es titular en la albiceleste más descompensada de las últimas décadas, un equipo que reúne a varios de los mejores futbolistas mundialmente y a otros mediocres, todos forman el mismo equipo titular.
Por el otro lado, más de lo mismo. Maxi es normalmente titular, de lo contrario es una de las primeras sustituciones. Invito a que todos vosotros mismos busquéis los futbolistas de banda que forman en los países candidatos a lograr el mundial, mejor dejaremos de comparar, las diferencias son abismales.
Lo mismo ocurre con la portería: Carrizo dio una lamentable actuación cuando los argentinos jugaron a elevada altura; “Osky” dejó de acudir tras el conflicto propiciado por la rotura de su ligamento cruzado anterior; por último, Mariano Andújar pagó injustamente los platos rotos tras la decepción del anterior partido.
Al menos Maradona actuará hoy con más cabeza, y el gran Sergio Romero jugará una de las últimas finales para volver al tren mundialista. Romero es guardameta titular de AZ Alkmaar, uno de los mejores porteros jóvenes de todo el mundo, el destinado a defender la meta albiceleste durante la próxima década.
El caos de Maradona es mayor de lo visto. Maradona convocó a más de 60 futbolistas desde que maneja el futuro albiceleste, de los cuales 45 debutaron oficialmente. Una cifra descomunal, más aún cuando lo importante es crear un grupo, una base rígida, una forma de jugar… algo que es realmente complicado cuando son tantísimos jugadores los convocados tras un año que Maradona lidera al país desde el banquillo. Además, cuando el técnico decidió convocar a algún joven de futuro las oportunidades eran totalmente limitadas, la convocatoria duraba dos juegos, tras volver a su club la mayoría jamás volvió a defender al equipo argentino.
La otra cara de la moneda, los veteranos que deberían dejar de acudir a las actuaciones de Argentina: Javier Zanetti, “la brujita” Verón o Palermo, irreverente que la búsqueda de relevos sea inexistente, irreverente que futbolistas de similar edad y bastante quemados continúen con la titularidad confirmada convocatoria tras convocatoria, como ocurre con varios de estos.
Mientras estos continúan, futbolistas con una envidiable forma, jóvenes de futuro y presente que destacan en el continente europeo ven desde lejos, por televisión, como su país acaricia la catarsis. ¿Qué pensarán muchachos cómo Nico Pareja, Gonzalo Rodríguez, Forlín, José Sosa, Battaglia, Aimar (¡inicio excepcional de temporada del mediapunta!), Maxi Moralez, Riquelme… cuando sus posiciones naufragan y comprueban que Maradona no cuenta con sus servicios? ¿Qué pensarán futbolistas que forman la convocatoria normalmente, con mejores capacidades que varios de los titulares, y que no reciben una oportunidad por parte de Maradona?
La realidad es que Maradona terminó de perder la dirección de un equipo al que jamás tuvo dominado; aunque culminen la clasificación, que sería lo normal, Maradona es incapaz de ordenar al equipo, es incapaz de formar el equipo titular ideal, es incapaz e incompetente para ocupar el banquillo albiceleste. Aún con todo, es posible, y no sería raro, que el mundial fuera un éxito para el combinado argentino, que lograran competir por las últimas eliminatorias, puesto que cosas bastante más extrañas vemos semana tras semana; eso sí, de ocurrir algo así sería mérito de los jugadores que marcan las diferencias, de un equipo que volvería a dar la cara, jamás imaginaría que Maradona tuviera algo que ver.
Decir que Argentina deposita pie y medio fuera de Sudáfrica es prácticamente una utopía. Empeorar la situación actual es prácticamente imposible, aún si bajara un puesto jugaría con el cuarto de la CONCACAF por un puesto en el campeonato mundial, aunque también es cierto que viajar a Paraguay y Uruguay (acérrimos rivales de los de Maradona) es jugarte todo con las peores condiciones, es arriesgar todo a una carta.
Todo esto lo digo sin ventajismo, horas antes de que el equipo argentino juegue una de sus últimas cartas, con poco que ganar y bastante que perder. Realmente la situación ahora mismo es complicada, la única manera que veo es acudir más al corazón que a la cabeza, así sí que veo elementos que me convencen de la clasificación: los miles de aficionados que durmieron alrededor de Monumental de Núñez, las fatales consecuencias de todo un país si la clasificación no fuera efectiva y, principalmente, los tres reyes magos de la delantera, que son los únicos que cambiarían el devenir de la clasificación. Maradona debe rezar, su futuro y la de todo su país depende de que tres pequeños reyes magos le traigan tres buenos regalos, uno por cada final, aunque realmente el técnico merecería que su regalo fuera la destitución inmediata.
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