8/9/09

Una despedida soñada por todos...

- 12-08-2009 -

Querida familia, amigos, compañeros, afición y seguidores de fútbol:

Tras varios días de viaje acabo de arribar aquí, en mi nueva casa. Ahora debo acostumbrarme a una nueva vida, vivo en una ciudad muy alta y con bastante frío, pero la gente de aquí es muy amable, es una población de diversos rasgos, etnias y países, eso sí todos con ganas de conocerme y con un gran corazón.
No sabía como despedirme de vosotros, no tuve tiempo de despedirme con tranquilidad, y aunque comprendo que la forma que elegí no fue la más adecuada quiero que no me lo reprobéis, creo que lo mejor para las dos partes era una despedida rápida.

A mi familia decirles que estoy bien, que no lloréis por mi, porque en mi nueva residencia he recibido una gran bienvenida y una gran aceptación. Ahora debéis resignaros y continuar con vuestras vidas, aunque al principio estaréis afligidos poco a poco debéis sobrellevarlo y continuar con vuestras obligaciones. Un “pajarito” me dijo que dentro de cierto tiempo volveréis conmigo, que acudiréis a mi ciudad para vivir conmigo, pero primero debéis acabar vuestros deberes y tareas. En mi caso es contradictorio, pensaréis que yo abandoné mi ocupación y lo dejé todo a falta de acabarlo, pero si estoy aquí debe ser porque me tocaba, porque era el momento en el que debía cambiar de aires.

A mi club, únicamente daros las gracias por lo que me distéis durante años y años. Despedirme de todos mis compañeros, los actuales y todos los que compartieron equipo conmigo, aunque sobre todo a los que desde pequeñitos convivieron conmigo y con los que viví tantos y tantos momentos difíciles de olvidar… mi querido amigo Coro, Marc Torrejón, David García, Sergio Sánchez, Carlos García, y como no también Raúl Tamudo.
Dar gracias a Mauricio, técnico, viejo compañero, gran amigo, por proporcionarme tres semanas atrás aquel distintivo que perseguía desde pequeño, que proporciona una gran responsabilidad que yo soñaba con asumir, y aunque ahora debo devolverlo a uno de mis compañeros prometo continuar guiando al equipo en la nueva andadura desde dónde ahora me alojo.

Ahora turno para la parte más difícil, mis dos niñas. A Jessica pedirla cien veces que me exculpe, que jamás nadie la recompensará todo lo que no disfrutará a partir de ahora. También decirla que combata por todo lo que la he dejado, una niña preciosa apunto de nacer, una familia la mía que la quiere igual que a mi, y una gran cantidad de gente dispuesta a colaborar con ella para sobrepasar la situación actual. Martina debe nacer, por desgracia, lejos de mí, aunque por suerte no creo que nunca olvide quién es su papá, no creo que nadie lo permita. Deciros también que si queréis volver a verme en cualquier momento únicamente debéis mirar arriba, mirar al cielo y allí andaré para que me contéis como va todo, cómo cada uno de vuestros días y para ayudaros desde aquí en todo lo que pidáis.

Lo que no comprendía cuando abrí el buzón es la gran cantidad de cartas que contenía, multitud de gente que no me suena de nada, gente que no conocía, pero todas con un mensaje idéntico, todas preguntándome el porqué de mi marcha y mandándome recuerdos. Jamás pensaría que cuando me marchara de la ciudad la gente me recordaría tanto, aunque comprendo que durante mi vida hay bastantes méritos para que la gente me corresponda ahora de esta manera.

Por último, ahora que hablo de cartas, le pedí al cartero que no mandara mi carta a vuestros correos, puesto que es una carta diferente, es una carta con un cariño, admiración, agradecimientos, rememoración y despedida que crean una imposibilidad de alojarla en un buzón cualquiera. Por tanto, prefiero que la deposite debajo de vuestras almohadas, para que al despertar cada mañana veáis la carta, la leáis y volváis a guardarla debajo de la almohada, y todos los días nada más despertaros la leáis para abrir el día con una buena sonrisa.

Jamás os olvidéis de mí.
Un abrazo muy grande para todos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario